ZARAGOZA – ESPAÑA
Sala Mozart del Auditorio
XXI Ciclo de Grandes Solistas: Pilar Bayona
PADRE E HIJO AL PIANO ****
Francisco Javier Aguirre
El dúo de pianos Morales de María lo forman padre e hijo, maestro y discípulo (en los inicios), que ofrecieron un sesión del XXI Ciclo de Grandes Solistas Pilar Bayona 2018, el lunes, día 29, en la sala Mozart del Auditorio.
La ‘Sonata para dos pianos en Fa menor, op. 34b’ de Brahms, abrió el concierto. Una obra densa e intensa, de carácter apasionado, en cierto modo trágico, que los intérpretes pusieron en el ‘Allegro non troppo’ con que se inicia. Las alternancias temáticas, tonales y rítmicas quedaron subrayadas por el control permanente entre ambos intérpretes, enlazados por el gesto y la mirada.
El segundo movimiento, ‘Andante, un poco adagio’, fue resuelto con gran luminosidad, pero en una proyección más íntima que brillante, trasladando el espíritu que inspiró al autor al componerlo. La euforia que resplandece en el ‘Scherzo’ siguiente permitió a los pianistas mostrar altura de conceptos y una digitación matizada en los compases de carácter reflexivo, contrastando con la exuberancia tímbrica del movimiento en su conjunto, que tuvo una conclusión un tanto abrupta.
El ‘Finale: poco sostenuto allegro non troppo’ restauró el equilibrio del discurso melódico de la obra, con unas inflexiones rítmicas bien gestionadas.
En la segunda parte, los intérpretes variaron posición frente a los teclados y atacaron, para empezar, una partitura liviana y colorista: la suite del ‘Cascanueces, op. 71’, de Chaikovski. La gracias y espontaneidad de la pieza quedaron oportunamente reflejadas. Esta lectura esponjosa dio paso a la obra final, esa cumbre raveliana titulada ‘La Valse’. La pieza sonó definida, muy idiomática, con los desarrollos bien construidos y las atmósferas transmitiendo un ambiente festivo a la vieja usanza, pero con atavíos de vanguardia; la vanguardia sugestiva de hace un siglo. Hubo dos propinas.
Lunes, 29 de octubre de 2018.
Heraldo de Aragón